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Arteterapia: Propuesta metodológica-cualitativa para trabajar sentido de comunidad en respuesta a desahogar conflictos intrafamiliares

Arteterapia: Propuesta metodológica-cualitativa para trabajar sentido de comunidad en respuesta a desahogar conflictos intrafamiliares by  Angélica Ojeda García, Gabriela González Ruíz

Author(s): Angélica Ojeda García, Gabriela González Ruíz

Abstract:

El sentido de comunidad puede ser el motor para desarrollar cambios positivos en la dinámica familiar y relacional con los hijos en pro del bienestar subjetivo para los participantes. El presente estudio se llevó a cabo en la Barraca el Cilantro ubicado en Santa Fe en la Cd. de México, a partir de un foro comunitario se evaluó un grupo de madres de familia, quienes  reportaron una serie de preocupaciones, por ejemplo: sus hijos después de secundaria dejan de estudiar, se sienten autosuficientes y dejan de respetar la autoridad de las madres, pero lo más grave es que comienzan a hacer vida fuera de casa integrándose, en la mayoría de los casos al vandalismo de la comunidad. Por lo que su mayor preocupación tenía que ver con la pregunta ¿qué hacemos mal, cómo es que los educamos que llega el momento en que no nos escuchan? Aunado a ello, posteriormente se inician otros problemas como: desintegración familiar, dificultad para establecer límites, y pérdida de convivencia familiar. La regla de inclusión fue que fueran madres con hijos en edad escolar, previa a la etapa que ellas reportaban como problemática. Usando técnicas tomadas de la arte terapia, se trabajó durante un taller de 15 sesiones, con un grupo de 10 madres, quienes se conocían por primera vez. El objetivo fue sólo darles contención y que encontraran posibilidades de acción. A través de una metodología cualitativa integrada por comunidades de aprendizaje y con ayuda de la técnica de narrativa se fue construyendo en el grupo lazos interpersonales caracterizados por: actitud de pertenencia, reciprocidad, sentido de comunidad y una relación interna de funcionalidad; lo que las llevo a transpolar estos sentimientos al exterior. Los resultados mostraron que aunque al inicio no había una clara comprensión de lo que significa vivir en comunidad, las participantes a través de las narrativas de sus artes fueron integrando un relato diferente de sus sucesos de vida cotidiana, dándoles un significado menos traumático y más positivo; fueron entendiendo su dinámica familiar y relacional con lo hijos; así como lo que significa vivir en comunidad, construyendo un nuevo sentido de vida familiar y comunal; con ello iniciaron una serie de cambios actitudinales y conductuales en 3 de sus contextos cotidianos: como mujer (en el ámbito personal), como mamá (en el ámbito familiar-social) y como representación social de madre (en el ámbito comunitario y cultural). Se llegó a la conclusión de que tener un sentido de comunidad es algo que se construye y es factor clave para el bienestar de la unidad familiar.


Sense of community can be the energy for making positive changes in a family and its relational dynamics with children in favor of subjective well-being. This study was done in the Cilantro’s Gully community, located in Santa Fe, Mexico, where a group of mothers were evaluated through a community forum. They reported a number of concerns, including that their children after high school stop studying because they feel self-sufficient, they stop respecting parental authority, and most seriously, they start to live outside the home potentially finding their way to vandalism in the community. Their biggest questions were 1) what do we do wrong and 2) how do we educate them that the time comes when they do not listen to us? In addition, other problems such as family disintegration, difficulty setting limits, and loss of family interaction were mentioned. The rule of inclusion was they were moms with children of school age. Using techniques adapted from art therapy, a 15 session workshop was conducted that included the participation of 10 community moms. The objective was to give them contention and find possibilities for action. Through a qualitative methodology integrated by learning communities and with the help of the narrative technique, diverse interpersonal bonds were built in the group, characterized by: an attitude of belonging, reciprocity, a sense of community, and an internal relationship of functionality. The results showed that before starting the workshop there was no clear understanding of what it means to live in community or have a sense of community. The participants, through the narratives of their arts, integrated a different story of their daily life events, giving them a less traumatic and more positive meaning; they developed a better understanding of their family dynamics and relational with the children; as well as what it means to live in community, building a new meaning to their family and communal life; with this they initiated a series of attitudinal and behavioral changes in three of her daily contexts: as a woman (in the personal sphere), as a mother (in the family-social environment) and as a social representation of mother (in the community and cultural).It was concluded that having a sense of community is something that is built and is a key factor for the well-being of the family unit.
 


Article:

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Introducción

Antes de iniciar con los antecedentes sobre sentido de comunidad cabe hacer algunas puntualizaciones sobre este escrito. En la literatura se reportan pocos estudios con fechas recientes que refieran cómo generar o construir un sentido de comunidad en comunidad. No obstante, en suma: 1) a lo largo del presente artículo se observara que el sentido de comunidad es un factor determinante para las acciones que se toman en beneficio de la comunidad; 2) sentido de comunidad es un constructo que refleja la funcionalidad de sus relaciones y fuerza de sus redes sociales de apoyo establecidas; 3) dicho constructo se construye a partir de un compartir significado, pero la realidad es que en la mayoría de los casos los integrantes de una comunidad ni se conocen, ni se reconocen como parte de la comunidad. Aunque las referencias que fundamentan el presente artículo no son recientes, a raíz de la literatura este estudio busca responder a la siguiente interrogante: ¿será que hablar de sentido de comunidad es un término que no está de moda o es algo tan subjetivo que depende de la persona y no del grupo que se ha dejado de lado del interés de los estudios con abordaje social? Pregunta que en definitiva la presente propuesta refuta en su totalidad y se trata de remarcar la importancia de dicho concepto como la directriz de muchas de las intervenciones que las ciencias sociales pueden pronosticar e incidir a nivel de grupo.

Calvard (2015) ha estudiado los significados semánticos y metafóricos que tiene el concepto espacio o lugar en comunidad y encuentra que éstos son un referente para la construcción psicológica de sentido de comunidad. Refiere que ambos términos por su definición asentada en una delimitación física puede intercambiarse y usarse de manera indistinta, lo que a su vez le da una fuerza semántica de unidad y familia, creando un lazo que une, es flexible, da seguridad, da fuerza a la comunidad, acerca, da pertenencia, permite movimiento y individualidad; así como relacionarse. Con respecto a este último punto Calvard profundiza e invita a reflexionar sobre cómo es que al interactuar en grupo, tales intercambios entran en un ritmo que pueden distinguirse en intensidad, frecuencia, calidad, tipo de involucramiento, entre otros y esto le suma un significado semántico de ser un espacio de: cooperación, recursos, redes de trabajo, apoyo, y de colectividad. Luego entonces, concluye que el sentido de comunidad como una unidad espacio-lugar, es un referente psicológico para la construcción y satisfacción de muchas necesidades humanas, entre las que destaca la construcción de: la identidad, el apego, la autoestima y otras de tipo social como: la capacidad de interdependencia, el compromiso y sentido de comunidad en comunidad; punto final en el cual coinciden Boyd y Nowell (2014).

Por su parte Socarrás (2004) amplía el significado semántico de comunidad y la define como un conglomerado social que requiere de establecer, construir y mantener relaciones interpersonales estratégicas para hacer de ella una unidad funcional en beneficio a sus integrantes y de todo el sistema, por consiguiente se le debe ver más allá un espacio geográfico delimitado. Socarrás añade que para lograr relaciones de este tipo, el primer requisito es compartir: una historia en común, intereses, realidad espiritual y física, costumbres, hábitos, normas, símbolos y códigos, rituales, tradiciones, entre otros. A lo que coincide Meza (2009) quien refiere que sin dichos elementos la identidad tanto personal como comunitaria se debilitan e impiden crecer como unidad de trabajo continuo.

Para Gómez y Hombrados (1988) el sentido e identidad en comunidad es una construcción de los significados de las cosas y de los estilos de vida cotidianos determinada por grupo de edad, contexto cultural y económico. Estos concluyen que el trabajo en grupo no es más que una especie de trabajo, sino que son comunidades de interpretación y de re-significación de la vida cotidiana. Son espacios que se implementan bajo una metodología de igualar directivas y espacios de expresión que incitan a la autorreflexión con la finalidad de generarles una sensación de retroalimentación de parte del grupo.

El éxito de estos espacios de re-interpretación compartida como técnica se debe a que les permite a los participantes darse cuenta de aspectos como:

• Retorno y efecto que tiene su narrativa del "yo" frente a otros "mundos sociales" y, al mismo tiempo, que va hacia un "mundo de objetos" y sus propias experiencias, es decir, el "mundo subjetivo.”

• Poder que tiene la acción de reflexionar sobre la calidad de sus relaciones interpersonales y de vecindad, para describir: el apoyo social, la solidaridad, el intercambio mutuo, la ayuda recíproca y el cuidado de los demás desde un punto de vista introspectivo.

Por lo que para generar un sentido de comunidad, Calvard (2015) considera que un primer paso de acción es ubicar física y semánticamente a los integrantes de la comunidad y que expresen el significado que le dan a este espacio-lugar geográficamente delimitado en su vida y nos proporciona un diagrama de cómo estructurar este primer acercamiento (ver figura 1), el cual debe repetirse constantemente hasta que cada integrante exprese la satisfacción de las necesidades expresadas inicialmente, pues la satisfacción de ellas también es un reflejo y evidencia de hacer suyo el término de sentido de comunidad.

Jason, Stevens y Ram (2015) refieren que los factores que integran el sentido de comunidad son de alcance individual, micro y macro sistémico, dónde el primero no es otra cosa que un referente de construcción del yo o el “self”; el segundo refiere a la membresía de pertenencia y relación social; y el tercero es referente para la construcción de la entidad grupal (que marca las pautas para definir su organización interna y su propósito). Por lo tanto, la comunidad es el lazo que conecta el bienestar físico y emocional del individuo con el bienestar social de la comunidad.

Resultados que coinciden con lo reportado por Wang, Nyutu, Tron y Spears (2015) al encontrar una correlación positiva y significativa entre sentido de comunidad con bienestar psicológico y con apoyo social en un grupo de esposas de militares que fueron separadas de sus esposos por un tiempo.

Figura 1. Modelo cognitivo de organización del significado semántico de lugar para generar una sensación de continuidad y sentido de comunidad (Calvard, 2015).(See PDF version or JPG at the end of the article)

En otras palabras, el bienestar psicológico de estas mujeres dependía en gran medida de la percepción de sentido de comunidad (r=.40, p=.01) y de apoyo social (amigos) y familia (r=.46). Un factor más que debe considerarse ampliamente al trabajar con grupos comunitarios, es reportado por Omato y Packard (2016), la generatividad, llamada así porque la alta percepción de sentido de comunidad conlleva a incrementar la productividad, la creatividad y la actividad en sus integrantes. Factores, que ambos autores coinciden en que se pueden observar en las narrativas al expresar su sentido de comunidad.

Con lo dicho hasta aquí, parece que el poder semántico de vivir físicamente y geográficamente en comunidad, que ha sido reportado por los previos autores es novedoso. En la literatura se continúa ofreciendo estrategias que permitan trabajar la fuerza que da el trabajo en grupo pero desde recrear esa vivencia y no desde las implicaciones semánticas que pueden ser el motor de movimiento y sinergias grupales en beneficio comunitario e individual.

De acuerdo con Diener, Oishi y Lucas (2003) para poder alcanzar una comunidad funcional e ir más allá de su espacio físico y geográfico sus integrantes deben conocerla y hacer de ella parte de su identidad. Luego entonces, la familia es el medio para transmitir los aspectos característicos que integran a la comunidad en cuestión. Su valor como intermediario de la comunidad como unidad se debe a que juega un papel importante para la vida y el bienestar subjetivo de cualquier persona, ya que:

  • Es el eje de organización prioritario de vida de cualquier individuo.
  • Es el punto de confluencia de varios procesos sociales que le atañen.
  • Es el punto de referencia en dónde se aprenden las maneras de responder ante las adversidades y desafíos de vida.
  • Es el ejemplo de prácticas, reglas, parámetros y valores para darle orden y estructura a un proyecto de vida.
  • Por consiguiente, es el centro de estructuración también para que todo individuo construya su sensación de satisfacción de vida y bienestar subjetivo (individual, familiar, social y comunitario).
  • Es el medio para insertar a sus miembros en la sociedad y estructurar sus redes sociales de apoyo.
  • En ocasiones, también es el medio que dibuja el mundo exterior, pues le da ciertas interpretaciones a los sucesos de la comunidad y toma de ésta lo que cree que debe replicarse en las generaciones venideras.

Y por ello funge como el puente entre el individuo y la comunidad por medio de la vida familiar; de tal suerte que es el foco de atención y de estudio para muchos investigadores sociales (p.e.: Diener, et al., 2003). No obstante, las demandas del mundo social son muchas, lo que ocasiona que en la mayoría de los casos se le dé más peso a éstas últimas y se deje de atender las que demanda internamente la familia, creyendo que la cuestión emocional es una situación de control personal, momentánea, pasajera que puede detener su expresión de manera voluntaria.

Diener, et al. (2003) refieren que todo bienestar -ya sea individual, familiar, social o comunitario- se relaciona con estándares personales y es producto del balance que se hace de la percepción de emociones positivas y negativas que acompañan toda relación que se construye con los demás. Además, es producto de una evaluación personal sobre bajas emociones negativas en comparación con la presencia de altas emociones positivas. En términos generales esta evaluación es conducida por la expresión de satisfacción o no con aquello que le sucede a su alrededor, con quienes son cercanos a ella/él y con lo que se tiene, lo que se ha logrado y lo que no se ha alcanzado. Luego entonces, el buen funcionamiento, nivel de desarrollo, adaptación y bienestar subjetivo de la persona que exprese dentro y fuera del sistema familiar dependerá del nivel de balance resultante entre las cuatro comparaciones previas.

Así que mucho del enfoque del presente artículo retoma la estrategia de abordaje que en la mayoría de literatura; empezar por la comunidad, pero en esta ocasión ofrecemos un enfoque diferente –de espejo- para poder entender las exigencias del sistema externo, al mismo tiempo que a las familias y sus integrantes que la conforman. Los siguientes párrafos permiten ahondar en este último punto.

Por lo anterior, partimos de la idea de que estudiar a una comunidad significa estudiar a las personas y la interacción entre éstas. Implica la comprensión del significado que le dan a su convivencia intrafamiliar e interpersonal con quienes conforman su sistema familiar, social y comunitario (Córdoba, 2007). El enfoque de espejo para este autor es el proceso social del grupo que se construye a través del significado personal y subjetivo –de su “Self”- que nace cuando cada integrante comparte sentimientos y pensamientos desde la familia hacia la comunidad, sobre todo porque lo cree útil para consolidar al grupo, en respuesta a sentir perteneciente de él.. Su contenido se distingue de cualquier otro porque hay narrativas que hacen referencia a: "Yo", “Yo como parte del grupo” y por ende, a su “Identidad” e “Identidad grupal.” Lo que refleja sentirse parte de un todo y por ende, lo extiende en todo lo que hace y expresa en familia, grupos sociales y comunidad. Jariego (2004) ofrece algunas técnicas de intervención-acción que permitan integrar los procesos de adaptación individual con los procesos de adaptación social-comunitaria. Sugiere que dichas técnicas funjan como catalizadores de la participación y el cambio social desde ambos actores; el individuo y el grupo como unidad, entre ellas resaltan:

  • Realizar intervenciones enfocadas en la relación entre los individuos y su comunidad.
  • Compartir su sentir, su pensar en un ambiente de respeto pero para conocer y generar una sintonía en la comunicación del grupo de trabajo.
  • Una vez que con el trabajo del compartir se pueda instaurar un significado psicológico compartido de sentido de comunidad, generar el desarrollo de estrategias de promoción comunitaria.

Haciendo un proceso de análisis sobre el concepto, Jariego (2004) refiere que el sentido psicológico de comunidad como una experiencia subjetiva de pertenencia, es decir, es el sentimiento o percepción de formar parte de un red de relaciones de apoyo mutuo de confianza (como se ha enfatizando que esto es un valor intrínseco en el trabajo con grupos y comunidades). Se hace desde una valoración personal, a través de percibir una similitud con los demás en: reconocimiento, cierta voluntad de interdependencia (compromiso) con el grupo, permitirse sentirse parte de una estructura más amplia, estable y confiable (o sea, parte del grupo en cuestión). Por lo anterior, identificar y/o fomentar un sentido de comunidad es de gran valor, pues no solo integra al grupo en general sino al individuo con el grupo, en este caso con su comunidad. De tal suerte que, el sentido de comunidad no son acciones, sino un sentimiento creado a partir de los otros y, compartido con quienes conforman el grupo en cuestión. Ya McMillan y Chavis (1986) definen sentido de comunidad como: Un sentimiento que los miembros tienen de pertenencia, de que los miembros son importantes para los demás y para el grupo, y una fe compartida en que las necesidades de los miembros serán atendidas a través del compromiso de estar juntos. (pág. 9). Según estos autores cuatro son los elementos que deben estar presentes para hablar de sentido de comunidad:

La pertenencia se refiere a sentir que se ha invertido parte de si mismo en la comunidad. La pertenencia delimita una frontera entre quienes si pertenecen a la comunidad y los que no, brinda una experiencia de seguridad emocional, existe una inversion personal en la comunidad, ademas de permitir que los miembros se identifiquen con el grupo.

La influencia se refiere al poder que los miembros ejercen sobre el grupo y viceversa. Los individuos con un sentimiento más fuerte de comunidad son los más activos en las dinámicas del grupo y se convierten en un referente para el resto de participantes.

La integración y satisfacción de necesidades es importante para tomar en cuenta el intercambio de recursos que existe en el grupo para satisfacer las necesidades de los integrantes, y se encuentra relacionado con los valores compartidos en el grupo y la cohesión de éste.

Una conexión emocional compartida, en la cual, los miembros reconocen la existencia de un lazo compartido. Este vínculo es el resultado del contacto positivo prolongado y de participar de experiencias e historias comunes.

Potenciar a la comunidad en recursos personales con impacto en mejoras para el grupo como unidad. Por lo que también resulta de suma importancia buscar, facilitar o promover la participación ciudadana-social. Ramos-Vidal y Maya-Jariego (2014) explican que la participación ciudadana es un mecanismo efectivo para reforzar la cohesión social y mantener unidos a los miembros de la comunidad. Es un proceso en el cual los miembros de la comunidad se involucran en la toma de decisiones e intentan mejorar sus vidas involucrándose en organizaciones comunitarias. La participación debe ser entendida como un concepto dinámico, según señala Giménez, al mencionar que participar es estar en el momento presente; así como ser parte de, de ser tomado en cuenta por y para; es involucrarse con el grupo, intervenir en lo que le preocupa y en el qué hacer para resolverlo, etc. La participación como proceso conlleva una acción transformadora, sobre todo cuando se incluye el arte, el cual tiene la característica de poder generar un pensamiento a partir de la emoción (Carnacea, 2012).

Por otro lado, el mismo Jariego (2004) refiere que la potenciación comunitaria como una estrategia fundamental para la transformación de una comunidad. Ésta es un proceso que implica en su implementación y búsqueda de logro definir metas que re-direccionen el cambio social. En otras palabras, la potenciación comunitaria es un proceso colectivo que se desarrolla “desde abajo hacia arriba” ya que es habitual y se origina en los grupos de base en la comunidad. En el estudio que aquí se presenta, este punto será abordado desde el rol social de madres; las participantes, ya que éste es un rol motivador, de lucha y constancia para lograr ciertas metas en lo que a la cultura mexicana se pueden delimitar como objeto de estudio. No obstante, según este autor la potenciación varía en función del contexto (se ve influenciada por la historia, experiencias y diversidad cultural). En ese sentido adopta un enfoque positivo, se enfoca en la adaptación y en la salud, no en la enfermedad. Por otro lado, sustituye el rol del profesional y experto con la población por el de facilitador y confiere un rol activo a los participantes de la comunidad.

Córdoba (2007) refiere que una manera de facilitar estos procesos de transmisión significados y narrativas sobre sucesos cotidianos es a través del arte. Aunque hay muy poca literatura publicada que avale este punto, vale la pena decir que este autor enfatiza que toda narrativa apoyada por elementos visuales y en condiciones de estar frente del resto del grupo, toma una fuerza de entendimiento de asuntos personales por un lado. El hecho de verbalizarlo ante el resto del grupo, va construyendo la memoria de convivencia grupal y en las dinámicas de colaboración-participación e impacta en la formación de una identidad colectiva. A este proceso, le llama comunidades de interpretación, de proceso de re-significación o producción de significado. Al describir y compartir significados, estos le brindan una cierta calidad homogénea al grupo y al mismo tiempo, permiten que los pensamientos y la ideología se consoliden, dando así unidad al grupo por el concepto de "identidad colectiva o de grupo.” Son grupos que empiezan con ideas diversas pero que al ser confrontados por lo simbólico y significativo, produce una emoción e inspiran a la acción colectiva como un medio para responder a una necesidad común. Al mismo tiempo que, para Yanez la narrativa visual (la narrativa que se crea en función de una evidencia visual) conecta el significado de las cosas con la vida humana, por lo que la acción de describir la experiencia propia a través del arte es observar la vida de uno mismo en diferentes perspectivas. Refleja de forma crítica las propias condiciones, al punto en el que el significado es realmente la emoción que trae al frente y permite repensarlas: el nacimiento de sueños, el reconocimiento de miedos y las complicaciones de acabar con ellos, así como el resurgimiento de esperanza, entre otros.

En la literatura académica, 3 ejemplos nos ayudaron para integrar la presente propuesta. Miret y Jove (2001) realizaron un estudio en una comunidad educativa a nivel de educación básica para detectar necesidades y preocupaciones comunes entre los alumnos que estaban teniendo problemas en aprender por cierta inestabilidad emocional (según un reporte de sus profesores). Implementando directivas con arte observaron que por compartir el mismo grupo de edad y año escolar los participantes del programa fácilmente le otorgaban un significado común a sus creaciones. Al abrir dichas preocupaciones al grupo de trabajo, éstas se disipaban y con ello la construcción del motivo de participación en tal investigación cambió radicalmente de hacerlo por obligación a reconocer un cambio en la apreciación de su situación. Desde entonces integran la modalidad "arte terapia para todos" para permitir fluir procesos grupales centrales de aprendizaje.  

Villalobos (2015) argumenta que la práctica colectiva (grupal) es una metodología que se produce a partir del intercambio de experiencias individuales entre sus miembros para hacerlas experiencias colectivas. Estos últimos pueden ser el catalizador del progreso social de su comunidad. En este punto, Zalazar (2016) ofrece una visión muy puntual acerca de la modalidad grupal de taller y lo describe como un dispositivo positivo. Él trabajó con un grupo de mujeres, entre los veinticinco y los cuarenta años, en lo que respecta a las asociaciones negativas que sentían sobre el “ser mujer” con arte terapia. Contó con la presencia de siete mujeres. Tuvo seis horas de duración, dividido en tres etapas y sesiones de trabajo. La primer etapa estuvo dirigida a volver figura lo que actuando como fondo se vinculaba a las trayectorias personales y colectivas en la construcción de los modos de ser mujer de cada una, a fin de visualizar las relaciones, entre los procesos y dinámicas del individuo con los factores familiares, transgeneracionales y socio-culturales (Ciornair, 2005). Para ello fueron desarrolladas distintas experiencias a partir de sus dibujos y la creación de muñecos como parte del caldeamiento realizado por el facilitador. Este trabajo en la etapa inicial tuvo además por fin posibilitar en la siguiente fase el surgimiento más nítido del objeto muñeco al momento de su construcción y posterior puesta en juego en el grupo.

La segunda parte del taller correspondió de manera específica a la construcción de los muñecos. La tercera y última etapa estuvo dedicada a la puesta en común: presentación desde los muñecos, recorridos del taller, etc., y al cierre de la experiencia. Concluyendo, que al hablar de la construcción de género, siguiendo a Gómez (2009) hay tres momentos que son relacionales y están dialécticamente comprometidos, a saber: el género expresado en los usos diferenciales de los espacios, en las distintas modalidades de apropiación del mismo y en las formas de experienciarlo. El género disputado, tal como es pensado, articulado y narrado desde el discurso y el género corporizado, encarnado. Dimensiones que permitieron, como o reportan García Casasola y Sánchez-Guzmán (2011) "del bosquejo de nuevas imágenes propias con las que identificarse positivamente y apropiación de un discurso subjetivo", despojándose de idealizaciones y mandatos respecto de lo que deben y pueden o no ser (p.92).

Ojeda y Serrano (2008) también realizaron un estudio con mujeres de Cádiz, España, discriminadas y acosadas por su entorno familiar. Los investigadores les dieron un lugar donde podían desarmar y reorganizar una serie de estructuras emocionales defensivas que solían mostrar su falta de autoestima y pérdida de identidad, permitiéndoles así la posibilidad de cambio y crecimiento personal. La arte terapia tiene un enorme potencial como catalizador y vehículo. A través del diálogo simbólico y significativo, les permitió situarse e integrarse en una situación de vida con significados menos traumáticos y más positivos. Al enfrentarse a sí mismas y a sus circunstancias a través del arte, fueron conducidos a una pequeña luz que les mostró un primer y profundo proceso de reflexión y diálogo interno. Entonces, el arte puede llevarlos a un segundo nivel relacionado con su situación y experiencias personales.

Cuando estas experiencias son comprendidas y asimiladas por el grupo, comienza una obra de observación, audición, análisis y compromiso, donde fluyen las exigencias, la prisa o la búsqueda de respuestas; se destacan a través de formas visuales, imágenes, palabras, huellas y movimientos. Identificados estos aspectos, reforzaron su identidad individual. El objetivo de este taller no era buscar implicaciones colectivas o reconocer los aspectos sociales de estas mujeres. Más bien, la relevancia se inclinaba a su pérdida de identidad, ya que eran homogéneas desde el principio. Esta es una situación difícil que cuando se trabaja en grupos en condiciones de vulnerabilidad no es posible hacer homogénea, dando un mayor valor al proceso creativo impulsado por la educación en las artes. No está dirigido con la intención de reforzar los aspectos sociales.

Por su parte, Omenat (2006) trabajó en la modalidad de taller con diferentes grupos de mujeres en situación de esposas de alcohólico a través Arteterapia; que se han venido desarrollando desde 2002. Refieren que debido a que se ha visto que tales mujeres entran a una dinámica que asumen e incluso sin cuestionarse si hay otra posibilidad de vivir algo diferente, es lo complicado que se vuelve entender su participación de dinámica familiar con un alcohólico y lo que pueden hacer para cambiarla, pues desde la sociedad el consumo de bebida en el hombre es normalizado; hecho que contribuye a que sea más difícil para los consumidores y familiares detectarlo; así como nombrarlo un problema. En el caso de la mujer, a su rol en este contexto le toca cuidar las relaciones afectivas dentro del hogar y con el esposo y si éstas no progresan, la consecuencia es que lo ven como un fracaso propio que las lleva a empezar a desconfiar de sus capacidades afectivas para dar y recibir; continúan viviendo pero con un sentimiento de fracaso y culpa, volcando toda la rabia de fracaso en sí mismas. Luego entonces, ¿qué hacer entonces con todas las emociones que aparecen? En ese sentido, los autores relatan que el grupo de mujeres tuvo la finalidad de ayudar su reconstitución cómo mujer y no cómo esposa del enfermo, madre de una dinámica familiar con un alcohólico, a través de explorar el mundo interno de cada una de las participantes y también establecer asociaciones entre lo individual, lo social, y sus vinculaciones con la cultura de género en “comunidad.”

Así el objetivo del estudio fue generar un lugar de encuentro regular que intentaba ofrecer comunicación, apoyo y revalorización personal a las mujeres. Un acompañamiento en la expresión de experiencias y emociones a través de la creación artística. Las mujeres iban identificando sus dificultades y recursos: había quien tenía más problemas para expresarse, otras para escuchar a las compañeras, unas preferían hablar, otras descubrieron que pintando se sentían mucho más cómodas, algunas mujeres supieron que necesitaban más tiempo que otras para confiar. Durante el proceso aparecían temas que las unían como por ejemplo: las coincidencias como mujeres compañeras, madres e hijas. También la aceptación de las ausencias en el grupo que nos conectaban con los duelos de la vida cotidiana.

En general eran mujeres que pasaban una situación de especial dificultad: la pérdida de un hijo, la enfermedad de una hija, entre otrs situaciones. Eran amigas o conocidas de alguna participante y como ya he comentado, no precisamente miembros de la asociación de alcohólicos rehabilitados. En este período se produjeron mecanismos de idealización y fusión entre las mujeres. Se sentían muy cerca y muy iguales y fue el momento en el que se empezaron a producir los cambios en las participantes que conformaban el grupo: a plantearse nuevos retos y a parir de que sus creaciones les devolvieron el sentirse mujer, su autoconfianza y con ello, sentirse pertenecientes al grupo y volver a empatizar con lo que sucede afuera de “casa”, con las demás del grupo y las problemáticas de la comunidad, integrando lo individual con lo social (Omenat, 2006).

En otro estudio, partiendo de la conceptualización que considera que una de las causas de desigualdad social que viven las mujeres en todo el mundo es la maternidad, sobre todo por la falta de apoyo de los esposos, o la sensación de que la experiencia no ha podido ser plenamente compartida/entendida por éstos, independientemente de las circunstancias. Situación que hace que las mujeres se sientan ajenas o enojadas con sus parejas, teniendo que lidiar con los sentimientos de rabia que ello les genera (Hogan, 2008); es que Hauser (2016) desarrolló un grupo de trabajo, bajo el objetivo inicial de: ofrecer soporte emocional, de auto reflexión e intercambio de información sobre el parto, cuidados del bebé y crianza a un grupo de mujeres embarazadas y en etapa de crianza. No obstante, sus creaciones y sus narrativas obligaron a reformular los objetivos y el trabajo de intervención con base a:

  • Reflexionar sobre la identidad, el parto y la maternidad.
  • Mejorar la autovaloración y confianza en sí misma.
  • Expresar sus emociones y molestias físicas.
  • Reflexionar sobre las discriminaciones de género.

Concluyendo, el grupo para las mujeres fue un espacio para expresarse y reflexionar sobre sus miedos y ansiedades durante el embarazo, parto, situaciones de exclusión social, depresión post parto, desarrollo de los primeros vínculos con un bebé, experiencias de violencia de parte de la ex pareja y dificultades de adaptación a la maternidad. El cual con el acompañamiento del proceso creativo que ofrece la Arteterapia, permitió a las embarazadas y mujeres en etapa de crianza pudieran: 1) definir su relación con la maternidad, enfrentar las dudas, miedos, rechazos, contradicciones, las relaciones de pareja y la vida cotidiana. En otras palabras más profundas: reconocerse, identificarse, hacer descubrimientos, abordar problemáticas o conflictos y 2) redescubrir como mujer su capacidad autoconfianza, expresarse y empatizar con los demás. El valor simbólico que otorgan las imágenes creadas permite conectarse con su capacidad creativa como la estrategia para ir modificando cambios y enfrentar su vida.

La presente investigación, cree firmemente que la dirección es importante desde el principio, ya que implica la definición de metas y objetivos específicos que permite centrarse en las relaciones interpersonales que están presentes en el grupo de trabajo. Este es un aspecto esencial para poder producir cambios, como lo señalan varios autores (Gómez & Hombrados, 1988; Córdoba, 2007). A pesar de que presentan proyectos con 11 a 15 sesiones, con 5 a 15 participantes, lo único que se puede concluir entre ellos es que el arte es un medio noble, no intrusivo y que permite el desarrollo y crecimiento de las personas, en especial, de aquellas que tienen una necesidad identificada y expresada. Cuando se comparte y se desarrolla en un grupo, esta necesidad cumplirá con el objetivo de sus satisfacciones de una manera más efectiva y significativa, tanto en los aspectos individuales y sociales de la familia y la comunidad.

Como medio para alcanzar este lado potencializador de una comunidad y en este caso de un grupo de madres de familias, se decidió intervenir con técnicas de arteterapia. Estas permiten, a través del diálogo sobre el producto de arte generado, una reflexión de carácter personal o grupal con la finalidad de generar un sentido de pertenencia. Pues, estudios previos refieren que las historias compartidas y de participación activa entre los integrantes del grupo, son el medio para potenciarlos de manera individual hacia generar otras, como es la resiliencia familiar. La arte terapia, según Martínez y López (2005) es una disciplina que trabaja de forma terapéutica utilizando medios artísticos, imágenes, el proceso creativo y el diálogo reflexivo para promover el cambio. El arte generado a partir de grupos colectivos, logra combatir la fragmentación social y resalta la participación social-comunitaria. Su finalidad no es alcanzar un resultado bello. Sino movilizar y lograr una transformación en torno a una preocupación y problemática, misma que en general es resultado de una comunalidad en el compartir significados, por lo que empatizar, solidarizarse y actuar como una manera de coparticipar con el grupo resulta ser el agente generador de un sentido de comunidad (Carnacea, 2012). En todo grupo se debe crear un espacio en el cual no sólo sus integrantes puedan expresar sus propias emociones, sino también identificarse con los y las demás y aprender de las experiencias de las demás por identificación (Ojeda & Serrano, 2008). Asimismo, agregan cómo a través de la simbolización compartida y el proceso de identificación por reciprocidad que se da entre los integrantes de un grupo, es que el arte –como intermediario- es el que funciona como agente de cambio.

En ese sentido, el objetivo del presente estudio como un ejercicio de fase (según lo expuesto previamente por Der Kinderen & Greeff, 2003) es empoderar al grupo de mujeres a partir de construir objetivos comunes y desde su rol materno, madre/esposa en su rol familiar y mujer, a través de re-significar la práctica de vivir y sentirse en comunidad, de crear en ellas una actitud, de ver posibilidades, de interesarse por las otras, de ayudarse, de apoyarse y facilitar el crecimiento del grupo. Asimismo, a consecuencia de lo anterior, se espera que se logre un sentimiento de pertenencia, identificación colectiva y un vínculo creado a través de experiencias e historias compartidas.

Método

Participantes

De acuerdo con Freyermuth (2004) acerca de que las mujeres son un factor fundamental tanto en lo individual, familiar y social en lo que a bienestar se refiere de una sociedad, es que se decidió trabajar con un grupo de 10 mujeres, todas madres y residentes de una zona catalogada en pobreza extrema, según CONEVAL conocida como “Barranca El Cilantro”, en Santa Fe. Así como vale la pena aclarar que la conformación de fuertes redes de apoyo se basa en crear grupos de trabajo bajo características similares (en este caso madres de familia) son el punto inicial para construir un sentido de comunidad, más fácilmente se puede lograr sintonía comunicacional; además de que su establecimiento como unidad puede ser un factor de influencia para el desarrollo económico de alguno de los sistemas que integra (Fukuyama, 2000; Putnam, 2003) y también uno de los mejores predictores de felicidad y satisfacción con la vida (Argyle, 1987; Veenhoven, 1996).

Las mujeres participantes se caracterizaron por tener entre 24 y 35 años de edad con uno a cinco hijos entre “recién nacidos” y 13 años de edad. Todas se dedicaban sólo al hogar, a la crianza de los hijos, y a cubrir todas las necesidades domésticas de higiene, alimentación y educación de estos. La asistencia de las mujeres fluctuaba entre mujeres a lo largo de 15 sesiones que cubrieron las dos fases previas al trabajo que aquí se reporta.

Diseño

Usando técnicas tomadas de la arte terapia se diseñó un taller de 15 sesiones, con dicho grupo de mamás de la comunidad antes referida, para que dentro del contexto de grupo de trabajo ellas encontraran un punto de apoyo que les permitiera reflexionar y hacer cambios en su situación de vida.

Instrumento

Para la recolección de datos se utilizó el método de construcción propuesto por la Landgarten (1981), integrado por 5 etapas o fases que se describen a continuación: 

Fase 1. Evaluación inicial: Esta fase comprende el proceso de diagnóstico, no en términos de buscar alguna patología, sino explorar y familiarizarse con el grupo de participantes en cuestión. En ella se utiliza alguna técnica de producción de arte, dónde el arte generado es cualquier producto en 2D que permite al participante expresar alguna necesidad individual o grupal.

Fase 2. Planeación de las directivas mediante el diálogo: Ésta es una fase en la que se promueve el diálogo entre el facilitador de proceso y los o las participantes, con la finalidad de entender en palabras de éstos últimos su sentir, su percepción y su contexto de vida. Por otro lado, establecer una conversación “metafórica” que pueda retomarse para las directivas de arte en sesiones subsecuentes. Una metáfora es cualquier palabra que condense cierto contenido en términos de emociones o sensaciones y que le haga sentido a todo el grupo. Al mismo tiempo, reconocer entre el contenido del diálogo los mensajes tanto expresados como no expresados desde la interpretación que hace cada participante (o autor de su arte) desde su contexto. Comúnmente a esta etapa se le conoce también como “el compartir” y se invita a que cada participante exprese su sentir y percepción.

Fase 3. Manejo de las metáforas: La metáfora se convertirá en el medio estratégico para provocar la integración e identificación entre las participantes; al mismo tiempo será la confrontación y establecerá los lineamientos del camino hacia el posible cambio de una manera no directa. Distinguir cuál es la metáfora adecuada para cada caso depende de la escucha activa de la narrativa del mismo, así como del entendimiento del contenido del arte dado por su autor.

Fase 4. Establecer las metas de trabajo con o sin fines terapéuticos: Pues teniendo identificadas las necesidades o preocupaciones de las participantes, se podrán ir infiriendo las “directivas” subsecuentes para la intervención por medio del arte. La directiva es la meta que se busca, se crea en función de la necesidad a resolver. Esto es, entendiendo el contexto grupal se genera la primera directiva, que en este caso fue: explorar su rol de mama en las participantes. A partir de los resultados de esta primera exploración, se saca la segunda directiva, en este caso fue fortalecer aquellos recursos que pueden facilitar un proceso de resolución e integración familiar. De los resultados de esta fase se obtiene la tercera directiva, que fue en esencia qué pueden cambiar, desde su rol de mamá y que ello sirva el medio para ofrecer a otras mamás de la comunidad. En este sentido, la arte terapia se va construyendo conforme se aplica, no se planea. Una vez identificadas las metas de trabajo, éstas direccionan las acciones de las participantes hacia posibilidades de acción y/o fortalecen vínculos de apoyo como una estrategia valiosa que hace el cambio. De acuerdo a los datos que se van recolectando, se construye la secuencia del proceso.

Fase 5. Cierre: En esta etapa, el facilitador deberá estar atento a integrar las reflexiones, los diálogos y las artes generadas por los participantes, de tal modo que éstas lleven a cada participante a: darse cuenta, a descubrir desde qué recursos se puede adoptar una nueva actitud (sobre todo de flexibilidad, apertura y cambio) y poner en práctica, por ensayo y error hasta que genere una nueva dinámica en la vida cotidiana.

Material para desarrollar las directivas de arte

Papel en tiras corrugado, “pritt”, pegamento líquido, tijeras, recortes de diversas imágenes de revistas, papel de colores, estambre, plumones de colores, brillantina, limpiapipas, retazo de tela, relleno para tela, esferas de unicel de tamaño mediano, plastilina de colores, silicón frio, telas de colores, listones de colores, alambre, papel corrugado, papel china de colores, y palitos de madera. 

Procedimiento

Las sesiones se caracterizaron por un desarrollo regular, esto es, al inicio ellas expresan como les ha ido en la semana, cómo se sienten, que han descubierto de sí mismas en la dinámica familiar, expresando y compartiendo su sentir. De este mismo intercambio se construye la directiva a trabajar, surgiendo preguntas, dudas, inquietudes, temas que dan dirección al trabajo de arte terapia a través de los diferentes materiales que se presentan. Las facilitadoras, logran encuadrar las directivas de acuerdo a la metodología planteada en esta fase para llegar a los objetivos previstos. Las mujeres tienen libertad de elección de materiales y de expresión de su pensar y sentir, decidiendo hacer collage, pintura, dibujos, entre otros. Es un momento de encuentro consigo mismas donde se ponen en contacto con sus necesidades, pensamientos y emociones logrando plasmar su “ser” y “estar”; iniciando un diálogo interno de reconocimiento y expresión. Al finalizar esta tarea, logran compartir entre todas las mujeres su resultado de arte. Tal como lo refiere García (2006) “es un tiempo para sentirse autora, reconocer los logros y las dificultades, escuchar comentarios de las compañeras y de la arte-terapeuta que le ofrecen otras miradas de su trabajo”; así por medio de sus narrativas, se pudo ir observando cómo el contenido de ella cada vez era más concreto (expresaban una sola idea), preciso y económico (decían lo que querían decir con el menor número de palabras) y, de expresión condensada –metafórica (de simbolismos generados por conectividad grupal).

Resultados

Los resultados se presentan por fase, según la metodología tomada del modelo de abordaje de Landgarten (1981) de construcción y levantamiento de datos.

Fase 1:

Esta primera etapa se tomó como diagnóstico y etapa de evaluación, los datos generados de una fase de trabajo previo por medio de la técnica del análisis de una línea de vida generada por participante, en función de 3 preguntas: ¿Quién te enseñó a ser mamá? ¿Cómo eres cómo mamá? y ¿Qué quieres cambiar para mejorar tu rol de mamá? En respuesta a la primera pregunta, expresaron patrones repetitivos de maneras que reflejan el cómo se construye la maternidad:

“Aprenden” a ser mamás en la práctica, cuidando a hermanos, sobrinos, primos porque no había nadie más. Posteriormente porque se embarazan (no deciden embarazarse) – embarazos adolescentes. No logran terminar ciclos etapas infancia/adolescencia/adultez.

Se enamoran, sin pensar en las consecuencia y se dejan llevar en nombre del amor por las promesas e ilusiones que construyen como cualquier joven al lado de su ser amado, es decir.

Idealización del amor romántico y de pareja condicionado por los medios de comunicación. Esto también podría denotar cierta infantilización de la relación de pareja.

En respuesta a la segunda pregunta expresaron patrones repetitivos de maneras que reflejan el cómo se ejerce la maternidad:

Concepciones de género, la mujer es quien limpia, quien cuida a los hijos, administra el hogar, vela por la educación y nutrición de los hijos, la limpieza, el orden y la administración en la economía del hogar, etc.

Violencia familiar la mayor de las veces del hombre ejercida a la mujer. Aunque hay algunos casos de mujer-mujer, incluso de madre-hija. Esto denota problemas estructurales de violencia, relacionados con temas de pobreza, creencias de género, falta de oportunidades etc. a nivel nacional.

El sentido de ser madre, donde la narrativa de las asistentes fue cargada de una emoción diferente al momento de compartir sus trabajos, cada una expresó entre risas y bromas la frustración y agotamiento que implica ser mamá. La forma interminable de quehacer que nadie aprecia, trabajos rutinarios que son necesarios, desgastantes y poco considerados importantes para la familiar tales como limpiar la casa, tener la comida preparada, lograr orden y pulcritud en su hogar, referían... “la labor nunca acaba y es poco apreciada por los miembros de la familia.”

Construcción de un estilo de crianza saludable. Las mujeres sintetizaron los límites, la autoridad, el amor (corazón), sentimientos de enojo y frustración ante las obligaciones en casa, los cuales son los obstáculos que les impiden ser “mejores mamás aquí y ahora.” Las mujeres coincidieron en citar la necesidad de regresar a los valores esenciales de la familia, evaluar la dinámica de ésta a través de lo que se necesita más de lo que se quiere, de lo que es correcto más que de lo democrático. Siendo importante considerar esos aprendizajes significativos y positivos para ponerlos en marcha con sus hijos, evaluando que tal vez no fueron aprendidos de la mejor forma en su familia nuclear, y que ahora ellas tienen la posibilidad de experimentarlos y enseñarlos con su propio estilo y, ¡sí enseñarlos!., no evitarlos, no anularlos por la experiencia personal que eso implique, si no ponerlos en un plano de acción como resultado inmediato al ser ellas las que enseñan con el ejemplo, las que modelan estos valores y actitudes desde su rol de ser madre. Concluyeron que educar por medio de los valores es transmitir a la familia una saludable convivencia, al tener siempre presente por qué lo están haciendo.

En respuesta a la tercera pregunta expresaron miedos, pero al mismo tiempo algunas posibilidades de acción y cambio desde este rol de mamá:

Se observó que las mujeres tenían dificultades en su situación familiar, expresaban frustración en ocasiones por su situación matrimonial, su ocupación en la casa y la pobre relación que mantenían con sus hijos.

Figura 2. Carta escrita por una participante que refleja lo frustrada que se siente al no disfrutar su rol de madre y tenerlo que ejercer todos los días.(See PDF version or JPG at the end of this article)

Conforme avanzaba el taller tomaron consciencia sobre sí mismas, sus posibilidades y habilidades de acción, tomaron decisión de ello en pro de facilitar mejoras en su persona o su familia (ver figura 2).

Fase 2:

Para poder planear las directivas se utilizó la técnica de la arteterapia grupal de “identificación de acciones por participantes.” La facilitadora había cuestionado a cada una de las asistentes en la exposición de su arte, puntualizando el simbolismo con el que había sido elaborado. Y, fue aquí cuando se cuestionó de forma grupal a las mujeres… “Todas han compartido la dificultad que tienen para poner límites o ser autoridad con sus hijos, además de restar autoridad a sus esposos ante los hijos, al no estar de acuerdo con la forma en que los reprenden, ¿Cómo podrían cambiarlo?” Se pidió que seleccionaran un solo color, dibujaran una problemática que en el pasado inmediato hubiese sucedido con sus hijos, algo que les produjera tristeza, enojo, miedo, frustración. Se pidió que intentaran que fuera lo más claro posible, usando símbolos, no palabras. Al finalizar el dibujo, se rotarían los dibujos con las demás participantes y cada una, utilizando papel albanene, terminaría el dibujo agregando o aportando cómo mejorarían ese conflicto expresado (ver figura 3). Del análisis de las propuestas hechas por el resto del grupo, cada participante compartió el cómo ahora veía.                               

Figura 3. Arte en 2D y modificado por otra de las participantes por medio de la técnica de apreciación y consejo por medio de añadir papel albanene; en cuyo caso manda el mensaje de que falta amor entre los miembros dibujados.(See PDF version or JPG at the end of this article)

De las opciones que reportaron como grupo permitieron ver que las intervenciones del resto del grupo fueron en función de:

  • Aprender a respirar, tener paciencia, contar hasta 10 para aprender a reaccionar con mayor serenidad.
  • Cuidar las palabras, el vocabulario, y el modo del cómo se reacciona ante alguna situación no esperada con los hijos.
  • Cambiar la emocionalidad, el humor o incluir el AMOR en la relación reflejada, casi en su mayoría madre e hijos.

Fase 3:

Esta fase tomo relativamente un poco más de tiempo, ya que trabajar con metáforas no es un trabajo sencillo y mucho menos lo es analizarlas. Se comenzó realizando una sensibilización, se les pidió que pensaran en una situación incómoda que hayan vivido y cómo se sintieron al no actuar como ellas hubieran querido, que identificaran en que parte de su cuerpo sienten esa emoción. Posteriormente con el material brindado, se pidió que representaran esa parte del cuerpo que contenía tales emociones; así se les enseñó que era una metáfora y cómo ésta sintetiza muchas veces lo que se piensa, lo que se siente y da las posibilidades de acción (ver figura 4).

Figura 4. Collage generado por una participante pero que representa el trabajo posterior a reflexionar sobre los miedos y buscar el cómo disminuirlos a través de definir un reto a seguir y miedo a vencer.(See PDF version or JPG at the end of this article)

Los resultados permitieron observar que cada participante generó un símbolo de su mayor preocupación y necesidad por cambiar, el cual condensaba un cúmulo de sentimientos y emociones. Así encontramos que:

Participante 1[P1]: “…dibuje un corazón que representa a mi pareja, no quiero que sea tan fuerte con sus palabras, es enojón quisiera cambiarlo que sus palabras sean más dulces hacia mí… hacia mi hijo, quiero que entienda que no es necesario ser tan duro….”

Participante 2 [P2]: “Me gustaría tener más manos para hacer más cosas… además de darles de comer, ayudarlos con las tareas escolares… me gustaría poder realizar actividades como el convivir con mis hijos, jugar con ellos… pues me lo reprochan.”

Participante 3 [P3]: “Es una mano la mía hice una cara de malvada ya que yo tampoco puedo protegerme de mis reacciones de enojo… reconozco que puedo hacerme más agresiva, tengo que contenerme por ello cuando exploto me desbordo, los palos que le puse adentro de la mano representan esa dureza, enojo no controlado en mí… algo que me puede frustrar mucho… asumo una actitud de intolerancia y me pone muy mal.”

Participante 4 [P4]: “Hice una araña que representa las situaciones incomodas en casa, ya que me dan mucho miedo y el ser madre es un reto y me causa miedo enfrentar algunas situaciones, estoy pasando una etapa muy complicada que está ya mermando mi salud, la araña representa cosas que he manejado de cierta manera como el tener una pareja que a veces es violento, inflexible, parte de mis culpas, cosas que uno va arrastrando y en los momentos de crisis sale para mí esa araña pierdo los estribos.” 

Participante 6 [P6]: “No representé nada desde mí, pero me identifico con las dos manos y el corazón, las manos el esfuerzo que haces por la familia, la araña los problemas.”

Participante 7 [P7]: “Es un corazón morado, porque es color que me identifica y tiene forma de angelito, pues representa la débil que soy para poner límites cuando se trata de mis hijos… si me ponen una carita o me ruegan tantito, accedo fácilmente”

No obstante en general, en el compartir todas hicieron mención, más delante de:

  • Una araña que simbolizaba los miedos de no lograr ver en los hijos todo el esfuerzo de querer ser buena mamá, o bien, de no tener ni siquiera ninguna evidencia de ello.
  • Diversos corazones/manos gesticulados y que representaban o el sentimiento duro de la mamá que no permite falta de límites, o la carita de un angelito como reflejando la suavidad con la que si se trata de los hijos hay un exceso de permisividad y decidieron unir sus artes al de la araña, como símbolo central en el que gira toda la dinámica familiar y por supuesto su rol de mamá.
  • El trabajo de arte les permitió reconocer que todas son mamás, que sienten cosas parecidas y que al compartir en grupo logran reconocer lo que necesitan hacer, crear, construir e implementar aquello que les ha funcionado a las otras mujeres, incorporan herramientas de acción o pensamiento para lidiar con cosas simples y suficiente para generar cambios en su dinámica familiar. Uno de los elementos más importantes por los cuales se logró un sentido de comunidad en el grupo de las mujeres, fue el hecho de que tenían en común, la experiencia de maternidad.

Fase 4:

Como esta fase es secuencia y resultado de la 3, se les pidió que ejemplificaran aquello que habían hecho consciente y que querían cambiar para mejorar en su rol de mamás, pues estaban en un proceso de aprendizaje para ello. La meta era que lo que describieran deberían llevárselo como tarea, para implementarlo en su casa, con su familia. Los resultados permitieron ver que si bien la diversidad de flancos que una madre tienen que tener presentes y ver por ellos para que la familia se forme y funcione son muchos, casi casi se repitieron en cantidad como los expusieron en la fase de diagnóstico, a diferencia que en esta ocasión sus collages estaban más estructurados, e integrados, es decir, no se representaba ella como mujer con sus diferentes roles o papeles que juega dentro de la familia, sino ella en sus diferentes facetas familiares integrando a otros miembros de la familia, integrando aspecto de cuidado personal, de convivencia familiar y de mejoras para la familia en general. Los resultados ayudaron a redireccionar las acciones secuenciales hacia generar cambios en casa, desde su rol de mamá y sí construir el proceso de cambio para cada caso participante. Para hacer cierre de esta última parte de la línea de la vida, todas las participantes identificaron y expresaron su sentido de ser madres ahora, reconociendo las ganancias de haber salido de sus casas y compartir sus propias experiencias con otras mujeres, logrando solidarizarse entre ellas, aportando y facilitando estrategias para resolver aquellas dificultades de sus vidas. Todas las mujeres asistentes coincidieron que “la madre que pueden ser” ya está presente y está en un autodescubrimiento de sí misma, a través de sus compañeras que observan, refleja, acompañan y aportan a su sí mismo, logrando una comunión en el grupo de mujeres donde se espejean unas a otras en que implica ser mamá aquí y ahora (ver figura 5).

Figura 5. Arte en 3D creado por todas las participantes, donde cada figura representa un miedo en particular y todas decidieron unirse al miedo que les pareció en común: La araña, la cual representa lo negro, lo obscuro, miedo al cambio.(See PDF version or JPG at the end of this article)

Fase 5:

Las mujeres expresaron los cambios que lograron a partir de asistir al grupo y congeniar con sus compañeras. Las mujeres del grupo compartieron la inquietud de otras mamas que se habían acercado a las protagonistas del grupo, para indagar lo que habían aprendido y el cómo lo habían logrado. El grupo comento de la importancia que ha tenido este “descubrimiento de ellas mismas entre ellas” y de lo relevante que sería lograr impactar en otras mamas. El conceso de mujeres se concretó, en hacer diferentes propuestas para invitar y beneficiar a más madres de familia. El sentido de comunidad se hizo presente. Así, la siguiente directiva, se indicó crear un simbolismo que las identifique con otras madres de familia y puedan transmitirle los cambios que ellas han generado y continúan llevando a cabo en su casa y de esa forma invitarlas a participar e integrarse en una nueva etapa del taller en arte terapia para trabajar emociones (ver figura 6).

Su trabajo partió de las reflexiones generadas:

P1: “He visto que puedo tener más paciencia para evitar enojarme con mis hijos en algunas situaciones que espero realicen y no llegan a concluir.” 

P2: “Me he sentido más fortalecida, el aprender y poner en orden las ideas me ha hecho mucho bien. Mi pareja ve el cambio en mí, estoy más cercana con mis hijos, mi dinámica familiar ha cambiado mucho… más tranquila, no me siento tan frustrada, me doy cuenta con lo que tengo cómo hacerlo mejor, el saber que yo decidí llevar así mi vida y el resultado ha sido lo que he construido y me falta mucho.”

P3: “Voy conociendo a mis compañeras y sé lo que cada una expresa, sus historias, lo que puedo aprender de cada una, por ejemplo: A tiene muy buena actitud, siempre está feliz, J; aunque es muy joven ha pasado por situaciones de dificultad pero lo está resolviendo, MY; se me hace muy femenina, siempre está arreglada, M; veo que es muy amorosa con sus hijos eso me gustaría manifestarlo así con los míos. 

 P4: “He tenido cambios con mis hijos, me estoy acercando a ellos, al inicio les pareció extraño pero ya se están acostumbrando a mis muestras de afecto y les agrada yo sea así con ellos.”

Figure 6. Poster creado por el grupo de mujeres las cuales se describen antes y después de haber tomado el taller como una manera de invitar a otras mujeres que podrían estar en sus mismas circunstancias.  El cartel enfatiza: “Date un tiempo” como una frase metafórica que construyen a través del taller y que expresa que en la reorganización personal está el cambio en la dinámica de vida.(See PDF version or JPG at the end of this article)

Más adelante -como grupo- decidieron invitar y atraer mujeres que puedan estar viviendo la misma situación por las que ellas estaban atravesando, platicarles acerca de sus experiencias y los cambios que las han beneficiado, a ellas y a su familia y propusieron hacer un mural o un cartel el cual se colocara donde pasará mucha gente y les llamará la atención. Las madres, tras un momento de reflexión, decidieron hacer una creación a modo de invitar a las demás mujeres de la comunidad que se unieran al grupo: “La mujeres concretaron que al invitar a otras mujeres era una estrategia para estar más al pendiente de sí mismas y de los hijos. Reconocer la importancia de mirarse a ellas mismas y facilitar a otras mujeres es generar un mayor valor consigo misma al aprender a valorarse, reconocer la fuerza para continuar, igual de efectivo que el regalarse cosas que las hagan sentirse.”

Las mujeres se mostraron participativas y receptivas a la propuesta, teniendo duda del qué y el cómo hacerlo. Por lo que la facilitadora hizo énfasis “ustedes pueden organizarse para buscar y crear un simbolismo que las identifique con otras madres de familia y puedan transmitirle la forma en cómo han descubierto y logrado ciertos cambios con la familia. Y de esa forma invitarlas a participar e integrarse en el trabajo que se realiza en el taller por medio del arte terapia.” Se les proporciono diversos materiales donde ellas tenían que crear su arte en grupo:

P5: “Hay que elaborar una muñeca que nos represente a las mujeres, a nosotras como mamas, como cuando hice la muñeca que me representaba a mí misma con los cabellos parados.”

P3: “Hay que iniciar dibujando la cabeza de lo que sería la muñeca.”

P1: “Yo hago la blusa de la muñeca que están construyendo.”

En grupo las participantes del taller fueron elaborando el cuerpo y la ropa de la muñeca donde se representaría a ellas como madres de familia simbolizando la construcción de ellas mismas como mujeres y madres de forma interna y externa; y las madres que son ahora que se encontraron así mismas. Conforme iban avanzando en el trabajo se fueron organizando en la forma en que iban a ir colocando, de forma simbólica, la mujer que representa la muñeca, se designan tareas entre ellas para hacer las diferentes partes de su cuerpo. Todas coinciden en expresar la necesidad que tienen de representar en su mirada esta interpretación de ellas mismas, por lo que deciden hacerla enojada, y con los brazos extendidos sobre la cabeza como un símbolo de desesperación ante las adversidades que ellas enfrentan cotidianamente, le colocan el cabello en forma despeinada representando no saber actuar ante ciertas situaciones con los hijos, este es su primer acercamiento hacia ellas misma del cómo se vivían antes del taller.

Las mujeres participaron de forma activa. La dinámica en la construcción de este cartel fue de forma colaborativa. En cada sesión, eran distintas las mujeres que asistían y partían de observar que ya se había construido en el cartel y que faltaba o se podía agregar a este. La forma en que se involucraron las mujeres fue con distintos materiales, texturas, y colores que facilito la creatividad en la elaboración de éste. Durante las sesiones, el diálogo y reflexión que se daba entre ellas era de intercambiar su experiencia de fin de semana con la familia, abordar temas de preocupación cotidiana como la dificultad de lograr que los hijos anotaran de forma correcta la tarea, dificultades económicas en la familia que se vivía día a día, los malos entendidos entre parientes, entre otros; el diálogo entre ellas fluía teniendo como particularidad que podía abrir cualquier inquietud o comentario, simplemente confluían en tiempo y espacio. Al finalizar la elaboración del cartel, estuvieron presentes todas las mujeres participantes, para reflexionar en voz alta el significado que tenía para cada una de ellas el arte logrado en un sentido de grupo y comunidad, como de pertenecía e identidad con el grupo de mujeres madres de familia. Cada una de ellas fue expresando su significado en el simbolismos que agrego al arte, como la sorpresa que vivió al dejar de asistir algunas sesiones y regresar a la elaboración del cartel y sentir que lograba encajar sin ningún problema en entender los símbolos que había puesto las compañeras con anticipación, así como planear la siguiente secuencia en la participación del contenido del cartel.

P1. “Me llamaba la atención como todas fuimos construyendo un cartel, cuando no logramos coincidir todas las ahora presentes para hacerlo. Me sentí totalmente identificada con las imágenes que veía una sesión antes habían puesto mis compañeras. No me costó trabajo saber qué significaba y qué podía agregar.”

P2:”Fue muy fácil organizarnos, nadie impuso, sólo escuchábamos e íbamos colocando imágenes”

P3: “Todas sabíamos que esa mujer que representaba la muñeca éramos nosotras. Así llegamos, sin buscar quien nos dijera que teníamos que hacer. Y la sorpresa es que todas lo construimos a partir de nuestras propias experiencias y con el intercambio que hicimos entre todas.”

P4:“Además retomamos ideas de los mismos trabajos que elaboramos con anticipación. Este cartel para mi representa un antes y un después. Como llegue yo al taller y ahora como me siento con el grupo, con mi familia, conmigo misma, yo como mamá.”

P5: “Me da risa como me veía antes y ahora como me siento. Afuera de la escuela me preguntas las mamas que hemos aprendido que me ven distinta. Les platico todo lo que he aprendido, piensan que nos han dado charlas, y cuando intento explicarles me ven extraño.”

P6:”Gracias por todo lo que nos han enseñado. Gracias por habernos brindado tiempo para que ustedes bajaran hasta la Barranca para hacer este grupo.”

El grupo se organizó y propuso colocar el cartel todas las mañanas a la entrada de los niños a la escuela, y retirarlo una vez finalizado el acceso. Ya que consideraban que era la hora de entrada cuando más mamas había. Está dinámica se hizo antes de las vacaciones invernales, para retomar el grupo a inicios del siguiente año.

De Sentido de Comunidad

Tal y como se observó en la teoría, parte del sentido de la comunidad es tener un sentimiento de pertenencia, identificación colectiva y un vínculo creado a través de experiencias e historias compartidas. La Tabla 1. Representa ejemplos de las participantes verbalizando el sentido de pertenencia. Uno de los elementos más importantes por los cuales se logró un sentido de comunidad en el grupo de las madres, fue el hecho de que contaban con una experiencia en común, la maternidad. Cada una de las participantes de forma individual y asumiendo el apropiarse de su experiencia, compartió sus vivencias como madre de familia, coincidiendo y asemejándose en experiencias que indicaban la falta de expertise y de aprendizaje previo en su rol materno, generando un sentimiento de identificación en el relato de cada una de las protagonistas, generando un sentimiento de solidaridad y cohesión en el grupo.

Por otro lado, a través del arte surgen experiencias en común, logrando de esta manera una identificación con la experiencia o la percepción de las otras integrantes del grupo al crear metáforas que al momento de ser compartidas dan un sentido de comunidad al grupo, creando un ambiente de seguridad y contención emocional importante para crear un vínculo entre los integrantes.

Es importante mencionar que en el grupo de madres se logró una unión y solidaridad entre ellas, un vínculo. Gracias al cual han sido capaces de compartir experiencias difíciles que cada quien vivía por su lado y catalizarlas de una manera positiva y en conjunto.

Tabla 1. Verbalización del sentido de pertenencia (See PDF version or JPG at the end of this article)

Discusión

Con los resultados presentados aquí, se puede ver como la Arte terapia como abordaje a través de técnicas que permiten generar nuevas narrativas, cuando éstas son consistentes con las narrativas del resto del grupo, comienza un profundo proceso de reflexión y diálogo interior en el trabajo simbólico y significativo que las sitúa frente a frente consigo mismas, con sus vivencias y emociones (Ojeda & Serrano, 2008). Las participantes a través de expresarse en sus artes y de la sinergia que surge del trabajo en grupo fortalecieron fuertes vínculos entre ellas y a partir de estos decidieron salir en beneficio de toda la comunidad. Ahora han iniciado una nueva etapa y han sumado otro rol a sus vidas cotidianas: promotoras de bienestar en pro de su comunidad y de las generaciones en edad escolar, dentro de la Barranca del Cilantro. 

En ese sentido, Linesh (1988) refiere que los grupos generan un espacio para vincularse con otros y esto genera crecimiento. Es gracias a este espacio que el beneficiario puede aclarar su identidad, al revelarse a sí mismo. Cuando un grupo, dentro de una comunidad, alcanza estabilidad. Comienza un proceso curativo entre sus miembros, esto es porque el sentido de comunidad, incrementa la fuerza y efectividad al provocar que cada miembro se comprometa con los demás integrantes del grupo.

El sentido de comunidad va más allá de un espacio-físico como apuntalan varios autores (p.e.: Boyd & Nowell, 2014; Calvard, 2015; Socarrás, 2004); la cuál es indispensable para abordar familias en comunidad y, cuya construcción parte del compartir (Gómez & Hombrados, 1988; Jason et al., 2015; Meza, 2009; Wang et al., 2015).

Finalmente, diversos autores (p. e.: Córdoba, 2007; Diener et al., 2003; Jariego, 2004; Omato & Packard, 2016; Thomas et al., 2011) coinciden en que el arte es un sentido social de pertenencia por medio de la participación en grupo, ya que permite que las personas se comuniquen, identifiquen aspectos comunes y trabajen en su identidad. De tal suerte que trabajar el sentido de comunidad funge como estrategia paralela de la incidencia de minimizar, en intensidad y por consiguiente el efecto, de los posibles conflictos intrafamiliares e intergeneracionales inconscientes en la dinámica familiar cotidiana.

Referencias

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Figura+1.+Modelo+cognitivo+de+organizaci%C3%B3n+del+significado+sem%C3%A1ntico+de+lugar+para+generar+una+sensaci%C3%B3n+de+continuidad+y+sentido+de+comunidad+%28Calvard%2C+2015%29.
Figura 1. Modelo cognitivo de organización del significado semántico de lugar para generar una sensación de continuidad y sentido de comunidad (Calvard, 2015).
Figura+2.+Carta+escrita+por+una+participante+que+refleja+lo+frustrada+que+se+siente+al+no+disfrutar+su+rol+de+madre+y+tenerlo+que+ejercer+todos+los+d%C3%ADas.
Figura 2. Carta escrita por una participante que refleja lo frustrada que se siente al no disfrutar su rol de madre y tenerlo que ejercer todos los días.
Figura+3.+Arte+en+2D+y+modificado+por+otra+de+las+participantes+por+medio+de+la+t%C3%A9cnica+de+apreciaci%C3%B3n+y+consejo+por+medio+de+a%C3%B1adir+papel+albanene%3B+en+cuyo+caso+manda+el+mensaje+de+que+falta+amor+entre+los+miembros+dibujados.
Figura 3. Arte en 2D y modificado por otra de las participantes por medio de la técnica de apreciación y consejo por medio de añadir papel albanene; en cuyo caso manda el mensaje de que falta amor entre los miembros dibujados.
Figura+4.+Collage+generado+por+una+participante+pero+que+representa+el+trabajo+posterior+a+reflexionar+sobre+los+miedos+y+buscar+el+c%C3%B3mo+disminuirlos+a+trav%C3%A9s+de+definir+un+reto+a+seguir+y+miedo+a+vencer.
Figura 4. Collage generado por una participante pero que representa el trabajo posterior a reflexionar sobre los miedos y buscar el cómo disminuirlos a través de definir un reto a seguir y miedo a vencer.
Figura+5.+Arte+en+3D+creado+por+todas+las+participantes%2C+donde+cada+figura+representa+un+miedo+en+particular+y+todas+decidieron+unirse+al+miedo+que+les+pareci%C3%B3+en+com%C3%BAn%3A+La+ara%C3%B1a%2C+la+cual+representa+lo+negro%2C+lo+obscuro%2C+miedo+al+cambio.
Figura 5. Arte en 3D creado por todas las participantes, donde cada figura representa un miedo en particular y todas decidieron unirse al miedo que les pareció en común: La araña, la cual representa lo negro, lo obscuro, miedo al cambio.
Figure+6.+Poster+creado+por+el+grupo+de+mujeres+las+cuales+se+describen+antes+y+despu%C3%A9s+de+haber+tomado+el+taller+como+una+manera+de+invitar+a+otras+mujeres+que+podr%C3%ADan+estar+en+sus+mismas+circunstancias.++El+cartel+enfatiza%3A+%E2%80%9CDate+un+tiempo%E2%80%9D+como+una+fra
Figure 6. Poster creado por el grupo de mujeres las cuales se describen antes y después de haber tomado el taller como una manera de invitar a otras mujeres que podrían estar en sus mismas circunstancias. El cartel enfatiza: “Date un tiempo” como una fra
Tabla+1.+Verbalizaci%C3%B3n+del+sentido+de+pertenencia
Tabla 1. Verbalización del sentido de pertenencia

Author(s)

Angélica Ojeda García, Gabriela González Ruíz Angélica Ojeda García, Gabriela González Ruíz

Angélica Ojeda García tiene la Licenciatura en Psicología, una Maestría y el Doctorado en Psicología Social por la Universidad Nacional Autónoma de México. Además cuenta con una Maestría en Psicoterapia Gestalt por la Universidad Gestalt, una especialidad en Psicoterapia Breve por The Mental Research Institute (Palo Alto, California), y una especialidad en Psicoterapia de Arte por el Instituto Mexicano de Psicoterapia de Arte en México.

Gabriela Alejandra González Ruiz, Doctora en Investigación en Psicología, Universidad Iberoamericana. Maestría En Psicoterapia Gestalt, Instituto Mexicano de Psicoterapia Gestalt. Lic. en psicología, UNAM FES IZTACALA.

Angélica Ojeda García holds a Bachelor's degree in Psychology, a Master's and PhD in Social Psychology from the National Autonomous University of Mexico, a Master's Degree in Gestalt Psychotherapy from Gestalt University, a specialty in Brief Psychotherapy by the Mental Research Institute (Palo Alto, California), a specialty in Art Psychotherapy by the Mexican Institute of Art Psychotherapy in Mexico.

Gabriela Alejandra González Ruiz, PhD in Psychological Research, Ibero-American University (Universidad Iberoamericana). Master's Degree in Gestalt Therapy, Mexican Institute of Gestalt Therapy. Bachelor's Degree in Psychology, National Autonomous University of Mexico (UNAM).

 


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Doris Dittmer (Massachusetts) June 27, 2017

would love to see this article translated to English, unfortunately my Spanish is not good enough. thank you!

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Keywords: Arteterapia, Sentido de Comunidad, Integración familiar, Proceso grupal, Red de apoyo.